Un hongo saprófito es el que se alimenta de materia orgánica muerta o en descomposición. Son los más frecuentes en determinados ecosistemas e intervienen en la mineralización de los restos vegetales para que puedan posteriormente formar parte del humus.
Las bacterias y los hongos atacan y destruyen todo tipo de materia orgánica que procede de la naturaleza y, gracias a la intervención de los microorganismos heterótrofos, retornan a ella en el ciclo de la economía natural.
Si los hongos parásitos atacan a los organismos vivos causándoles más o menos perjuicio, los hongos saprófitos contribuyen a degradar las materias muertas. A veces la distinción entre hongos parásitos y saprófitos no es muy evidente.
Hongos parásitos:
Los hongos parásitos viven o colonizan animales, vegetales u otros hongos sobre los que provocan enfermedades e incluso la muerte o simplemente viven a expensas de ellos. Los hongos constituyen el 90% de los parásitos vegetales y se ha llegado a afirmar que cada año destruyen más del 15% de la producción vegetal mundial.
Las royas, tizones, oídio... son enfermedades tristemente conocidas por los agricultores y son el resultado de la actividad fúngica. Los árboles son atacados por los hongos que poseen un arsenal enzimático capaz de degradar la celulosa y la lignina que constituyen el esqueleto de la planta.
Créditos: Elena Valiente,Myriam Larrazabal y Patricia Perez.
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Miguel Puze
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